28 de Octubre de 2009

Por una cosa o por otra, el autobus que saldría a las 3:00 am, salió de Córdoba hasta las 6:00. Nuestros ojos se desorbitaban ya de sueño, pero no nos quedo de otra, más que esperar sentados en la banqueta en medio del frio de la madrugada.

Por mi parte, en cuanto toque el asiento, mis ojos cayeron rendidos y mi mente empezó a soñar...

Cuando por fin pude abrir los ojos, nos encontrabamos en la bella ciudad de Amozoc, en el estado de Puebla.

Bajando del autobus nos recibió una ligera neblina y un frio que se nos calaba en los huesos. La orden: Una hora para desayunar y volver a subir al autobus.

Después de media hora de hacer fila para poder pasar al baño, caminamos cuadras arriba descubriendo un pueblito lleno de color y tradición, donde la mayoria de sus habitantes viven de la venta de figuras tradicionales navideñas. San Joses, Marias y miles de niños Dios, en diferentes tamaños y materiales, junto con borregos, pastores, patos, pozos, nopales, gallos, becerros... Entre otras muchas figuras que se utilizan esta navidad para poner el tradicional nacimiento. Sin dejar de aprovechar las ofertas, me di a la tarea de buscar un nacimiento bueno, bonito y barato para mi nueva casa -porque aún no tenía nacimiento-, y así encontré un nacimiento compuesto por 12 figuras, de un poco más de 30 cm de alto, pintado a mano con vivos en dorado, a tan solo $180.00 pesos.

Aquí con mi hija, en busca de mi nuevo nacimiento.

Después de encontrar mi nueva adquisición, el tiempo restante lo dedique a comerme una rica y saludable torta que mi mamá llevaba preparada, mientras caminaba entre puestos coloridos de lo que parecía un gran tianguis.

Con calma y después de un rico cafecito caliente, nos dirigimos hacía Huixcolotla -el objetivo primordial de nuestra visita- donde nos esperaba el santuario de San Judas Tadeo.

Después de esperar casi 1 hora para avanzar escasos metros y podernos estacionar entre centenares de autobuses, empezamos nuestro perenigrar hasta llegar al santuario donde se estaba llevando a cabo la misa en honor a San Judas Tadeo, como pudimos nos incorporamos y esperamos a que terminara la misa.

La gente conglomerada apenas nos dejaba divisar, el terreno era totalmente rústico, y el sol nos empezaba a calentar.

Terminando la ceremonia, realizamos nuestras devociones y demás actos religiosos: Motivo principal de nuestro viaje a éste lugar.

Al concluir, buscamos donde comer. Fue allí donde me comí los tacos más caros en toda mi vida, un misero taquito de bisteck de res, en $25.00 pesos, con tal decepción regresamos al autobus a esperar la partida a nuestro siguiente y último destino: Tepeaca.

Justo cuando topamos de frente a una gran loma, el operador nos indicó que habíamos llegado: El Santuario del Niño Doctor nos esperaba a escasas cuadras.

Nos dirigimos, en primer lugar, a visitar el templo. La iglesia era muy hermosa, con grandes murales pintados en la pared, y cientos de feligreses entrando y saliendo. Mientras mi madre junto con mi hija rezaban sus devocionarios, mi hermano y yo, nos dimos vuelo filmando y tomando fotos en el interior y en el atrio del lugar.




En cuanto salimos de ahí, cruzamos la calle para tomarnos un par de fotos en la plazuela que se encontraba enfrente, muy linda por cierto, donde en el centro se encontraba una torre con un reloj, igualmente lindo.

Esta foto me encanto... "Mi madre descubriendo el mundo que le rodea" jejeje.

De ahí, nos fuimos hambrientos a buscar algo decente para comer, y no solo sus dichosos elotes azados, pero en la busqueda nos conquistaron unos riquisimos ... ps no se como se llamen... (aqui en Veracruz, yo les diria huaraches de carne polaca) bueno, era una tortillota de maiz doblada en empanada con queso, carne polaca, chicharron y un monton de grasa; pero eso sí: extra-deliciosas!... Tanto que yo hasta dos me comí. Esto mientras caminaba entre la gente viendo el pequeño tianguis con miles de cosillas para comprar.

A las 7:00 pm, el autobus partió de vuelta a Córdoba, y yo, regresé con un pedacito de Puebla en mi corazón.