Que emane!

"Que emane como la sangre
Deja que emane, que emane, que emane
Que corra, que escurra, que brote, que fluya
Como emana la sangre en una herida abierta
Como el castigo al pecado de Eva
Que afecta a toda especie de hembra.

Que emane como la sangre
Deja que emane, que emane, que emane
Que corra, que escurra, que brote, que fluyaComo emana el llanto y se convierte en ríoQue desemboca en el mar del olvidoDonde se ahoga el dolor y el grito

Que emane terror, el desprecio, el rencor
Y toda vejación, desconsuelosque emane sudor y toda humillaciónla venganza, el pesar y tantos miedos.

Que emane como la sangre
Deja que emane, que emane, que emane
Que corra, que escurra, que brote, que fluya
Como emana el cuerpo de un recién nacidoQue con su madre se funden en un gritoContra las miserias para sus destinos

Que emane terror, el desprecio, el rencor
Y toda vejación, desconsuelosque emane sudor y toda humillaciónla venganza, el pesar y tantos miedos.

Que emane dolor, las descargas de horrorEl odio el rencor y su recuerdo
Que emane ya no, el sollozo en la vozY este llanto que rompe en mi pecho

Que fluya, que siga, que se diluya
Que corra, que no se detenga en mi cuerpoQue no me envenene por dentroQue siga…

Que emane, que emane!"

-----------------------Pero ellos no tienen toda la culpa---------------------

Gladiola era una mujer plena, feliz, era hermosa, cándida, capáz. Pero en un instante, las cosas cambian, dándote un giro en la vida. Un día su abuela, con quien vivía, murió. La casa se tuvo que vender, y ella tuvo que buscar un nuevo lugar donde vivir...

A un mes de casarse, su novio terminó con ella, pues él se casaría con otra mujer que si le daría un lugar en la sociedad... Y gracias a la crisis, la corrieron de su empleo.

Gladiola desesperada huyó de todo y toco fondo, hasta terminar con un hijo de quien sabe quien. Y cuando más no pudo, regresó a su origen con la poca familia que le quedaba y que le brindaba su apoyo.

Iniciando de cero y con un hijo, le tocó la suerte de encontrarse con un hombre, que aunque le doblaba la edad y un poco más, le ofrecía la estabilidad que ella necesitaba y el apoyo para con su hijo.

El hombre ese, Juan, era casado, y aunque separado tenía un negocio en su antigua casa, donde convivia con su ex-mujer. Su negocio era prospero, dandole la facilidad de cambiar su auto cada año y pagar una universidad privada a sus dos hijos.

Gladiola con poco más de 20 años, y Juan con casi 50 empezaron una relación, él se vino a vivir con ella a una casucha que ella construyó en un terrenito que su madre le habia heredado, y así vivieron algunos años.

Gladiola con su culpabilidad por tener un hijo y haber caido en lo más bajo aceptó las reglas que Juan con sus ideas machistas y antiguas le imponía. Sin darse cuenta, se le hizó ley estar en casa todo el día, sin poder salir a menos que saliese con Juan. No podía usar ropa ajustada o escotada, "ella era una señora". No podía asistir a reuniones o fiestas de la familia, ni frecuentarlos, pues como la familia no estaba del todo de acuerdo con la relación, "podrían meterle ideas". De igual manera sus tres hijos, (pues tuvo dos hijos más, con Juan) no tenían fiestas, puesto que no invitarían a nadie. No podía pedir más dinero de 500 pesos semanales "¿para que querría más, si con eso le alcanzaba?". Aún así, lo aceptó, calló y le dió lo mejor de su vida, y de su cuerpo a Juan.

Al cabo de 10 años, Gladiola harta y abriendo los ojos a su realidad, decide mandar al diablo a Juan, correrlo de su casa y decirle que lo odia. Él sin más le dice que está loca y que la llevará al psicólogo.

Ella una vez más calla, acepta y llora en un rincón.